Madurar no es cuestión de edad.
No viene con los años, ni con la ropa, ni con un trabajo estable.
Muchos hombres pueden parecer adultos, pero en el fondo, siguen actuando como niños grandes.
La madurez no se nota en lo que dicen… se nota en cómo viven.
El que juega a ser maduro busca impresionar
Sabe hablar bien.
Sabe usar palabras correctas.
Sabe aparentar responsabilidad.
Pero cuando llega un conflicto, huye.
Cuando se le exige compromiso, se esconde.
Cuando lo confrontan con la verdad, se ofende.
Está más enfocado en su imagen que en su evolución.
El hombre maduro no se justifica
Sabe que fallar es parte del camino.
Pero no culpa a otros.
No se escuda en el pasado.
No repite excusas para no cambiar.
Reconoce lo que hace, lo que siente y lo que necesita mejorar.
Eso, aunque suene simple, lo cambia todo.
Diferencias que lo delatan
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El inmaduro necesita tener la razón.
El maduro sabe escuchar aunque no esté de acuerdo. -
El inmaduro presume lo que tiene.
El maduro valora lo que construyó en silencio. -
El inmaduro se va cuando no le gusta lo que escucha.
El maduro se queda y enfrenta. -
El inmaduro se molesta cuando le ponen límites.
El maduro los respeta, incluso si no le convienen.
El verdadero signo de madurez: asumir
Asumir consecuencias.
Asumir emociones.
Asumir el impacto de tus actos en los demás.
Eso requiere más valor que cualquier pose masculina.
Porque implica mirarte sin disfraces.
Y seguir adelante, con lo que eso implique.
El hombre maduro no lo dice, lo demuestra
No necesita que le reconozcan su crecimiento.
No busca aplausos.
Solo quiere vivir tranquilo, en paz con lo que es, y con lo que aún está por mejorar.
No compite.
No humilla.
No manipula.
Y si ama, lo hace desde la libertad, no desde el miedo a perder.
Todo se nota
Tarde o temprano, el que juega a ser maduro queda expuesto.
Y el que realmente lo es… se reconoce en los detalles.
En su forma de hablar.
En cómo se retira cuando hace falta.
En cómo se queda cuando vale la pena.
Porque ser hombre no es solo crecer.
Es madurar en silencio y vivir con dignidad.