Has intentado todo.
Has sido paciente, detallista, presente.
Has hablado con el corazón, has dado lo mejor de ti… y aún así, parece que nada alcanza.
Ella no lo nota.
O simplemente no le importa.
Y tú te preguntas qué más puedes hacer sin perderte a ti en el intento.
1. Evalúa si estás dando desde el amor o desde el miedo
Muchos hombres siguen intentando porque temen perderla.
No porque crean que aún hay algo real que salvar, sino por miedo a soltar.
Pregúntate con sinceridad: ¿lo hago por amor, o por no quedarme solo?
Cuando das desde el miedo, cada esfuerzo te drena más rápido.
2. Entiende que no todo amor es correspondido
Por más que lo intentes, no puedes obligar a nadie a ver tu valor.
No todos saben recibir amor.
No todos están emocionalmente disponibles.
Y tú no estás aquí para convencer a alguien de que te quiera.
Estás para compartir, no para rogar.
3. Cambia de estrategia: de demostrar a observar
En lugar de buscar nuevas formas de expresarte, detente a ver lo que ella hace.
¿Ella también te busca?
¿Te escucha cuando hablas?
¿Responde a tu energía con la suya?
Porque si solo tú estás haciendo el trabajo emocional… no es una relación, es una carga.
4. Vuelve a escucharte a ti
¿Estás feliz?
¿Te sientes pleno?
¿O vives con ansiedad esperando una señal?
Es momento de reenfocar tu energía.
Amar a alguien no debería significar abandonarte a ti.
Recuerda que también mereces gestos, detalles, cuidado.
Y si no lo estás recibiendo, es momento de preguntarte por qué sigues ahí.
5. No midas tu valor en función de su reacción
Tu valor no disminuye porque ella no lo vea.
Eres un hombre valioso, incluso si ella no lo reconoce.
No cambies tu esencia.
Pero sí cambia el lugar donde la entregas.
Hay personas que sabrán apreciar lo que hoy se ignora.
Una pausa antes de seguir insistiendo
Cuando ya no sabes cómo demostrarle tu amor, quizás no sea cuestión de hacer más… sino de hacer menos.
Menos esfuerzo donde no se valora.
Menos insistencia donde no hay eco.
Y más presencia contigo mismo.
Con lo que te hace bien.
Con lo que te devuelve la calma.
Porque el amor no solo se da… también se recibe
Y si solo estás dando, te estás vaciando.
No te desgastes por alguien que ya decidió mirar hacia otro lado.
No por orgullo.
Sino por respeto.
Por ti.