No todos quieren escuchar lo que necesitan oír
Algunos solo quieren reafirmar sus ideas.
Otros prefieren rodearse de ecos, no de espejos.
Y tú, en medio de eso, callas
Suavizas.
Reduces.
Te editas.
Como si decir lo que ves o sientes fuera un exceso.
¿Cuánto de ti has perdido por no incomodar?
¿Cuántas veces has disfrazado tu claridad para no parecer “demasiado”?
No naciste para agradar a quien no quiere crecer
Tu voz no debe moldearse para encajar en la fragilidad de los que evitan confrontarse.
Hay una diferencia entre ser respetuoso y ser sumiso
Y muchas veces, por miedo a perder vínculos, eliges callar lo que debería ser dicho.
No estás siendo cruel por señalar lo evidente
Estás siendo honesto.
Y eso, en tiempos de apariencias, se siente como una amenaza.
Lo que incomoda no es el volumen, es la verdad
Las personas que más incomodan no son las ruidosas.
Son las lúcidas.
Las que no maquillan lo que piensan.
Las que no temen romper silencios cómodos.
Ajustar tu voz es renunciar a tu esencia
Y con el tiempo, eso pasa factura: en frustración, en vacío, en autoengaño.
Las relaciones reales no exigen filtros forzados
Se sostienen en la autenticidad, incluso cuando duele.
Incluso cuando uno de los dos no quiere escuchar lo que necesita.
No te quieren a ti, quieren tu versión editada
Si alguien te quiere solo cuando suavizas tu claridad, en realidad no te quiere a ti.
Quiere una versión tolerable, controlada, domesticada.
Viniste a ser voz, no eco
No estás aquí para encajar en moldes ajenos.
Estás aquí para ser conciencia, no decoración.
Verdades suaves, no verdades escondidas
No todas las verdades deben gritarse, pero tampoco esconderse.
Hay formas de decir las cosas sin violencia, pero también sin traición a tu verdad.
Tu silencio también alimenta lo que criticas
Callar lo que ves por miedo a incomodar, es dejar que el mundo siga en piloto automático.
Y tú no viniste al mundo para actuar con guión prestado.
Ajusta el tono, pero no el mensaje
La firmeza no es falta de amor, es respeto por uno mismo.
No todos se quedarán, y está bien
No todos te van a entender.
No todos van a quedarse.
Pero los que lo hagan, sabrán exactamente con quién están.
Y eso vale más que mil relaciones tibias.
Deja de ajustar tu voz
El que no quiere escuchar verdades, no necesita tu silencio.
Necesita despertar.