Para la mayoría, una discusión es algo que se quiere evitar o ganar rápidamente.
Para un estoico, en cambio, es un momento valioso para practicar el autocontrol, afinar la claridad mental y fortalecer las relaciones, incluso cuando las opiniones chocan.
Su filosofía les permitía convertir un intercambio tenso en una oportunidad para aprender, crecer y, en muchos casos, acercarse más a la otra persona.
Cambiar la perspectiva desde el inicio
La primera táctica estoica es ver la discusión no como una amenaza, sino como una posibilidad.
Esto cambia por completo tu postura. En lugar de pensar “tengo que defenderme”, el estoico piensa “tengo la ocasión de entender más y mostrar quién soy”.
Este cambio de mentalidad evita que entres al diálogo con tensión y te permite mantener la calma.
Escuchar para encontrar puntos de unión
Los estoicos no se enfocaban solo en las diferencias, sino que buscaban las coincidencias, por pequeñas que fueran.
Decir frases como “En eso estoy de acuerdo contigo” crea un terreno común que reduce la fricción y abre espacio para que el otro también escuche tus ideas.
Hacer preguntas que inviten a reflexionar
En lugar de atacar la postura contraria, los estoicos preguntaban:
-
“¿Qué experiencia te llevó a pensar así?”
-
“¿Cómo crees que podríamos resolverlo de otra manera?”
Esto desactiva defensas y transforma la dinámica de confrontación en una de colaboración.
Responder con calma, aunque el otro no lo haga
Parte de la oportunidad está en mostrar control cuando el otro lo pierde.
Un tono sereno y palabras medidas proyectan fortaleza, y muchas veces logran que el interlocutor también baje la intensidad.
Extraer lecciones de cada intercambio
Incluso si no hay acuerdo, un estoico se pregunta: “¿Qué puedo aprender de esto?”.
Puede ser un nuevo dato, una perspectiva diferente o una comprensión más profunda de la forma en que la gente piensa y siente.
Cada discusión se convierte en un entrenamiento para la mente y el carácter.
Cerrar sin dejar puertas cerradas
Los estoicos preferían finalizar con frases que mantuvieran abierta la posibilidad de seguir conversando más adelante:
-
“Podemos retomarlo cuando quieras.”
-
“Gracias por compartir tu visión.”
Esto preserva la relación y muestra que valoras el diálogo más que la victoria inmediata.
El verdadero giro estoico
Transformar una discusión en una oportunidad es pasar de la idea de ganar a la de crecer.
No siempre se logra cambiar la opinión del otro, pero sí se puede salir con más sabiduría, más control y una reputación de persona firme y justa.