Cómo identificar si su actitud viene del ego y no del interés real en ti

A veces no es fácil saber si de verdad le gustas o si simplemente disfruta la atención que le das.

Al principio todo parece fluir. Ella responde, sonríe, te busca de vez en cuando. Pero con el tiempo, empiezas a notar algo extraño: cuanto más te acercas, más se aleja… y cuanto más te alejas, más vuelve.

¿Eso es interés genuino o solo una forma de alimentar su ego?

El ego no busca conexión, busca validación

Cuando alguien está interesado de verdad, se nota en los detalles. Te escucha, te observa, te recuerda. Tiene curiosidad por lo que piensas y no solo por cómo la haces sentir.

En cambio, el ego solo busca aprobación rápida. No profundiza. No se involucra. Solo quiere sentirse deseado, aunque no quiera corresponder.

Esa es la gran trampa: tú crees que hay algo entre los dos, pero en realidad solo estás sosteniendo una imagen que ella necesita para sentirse valiosa.

Pregúntate esto si tienes dudas

¿Se interesa por tus emociones o solo por tu atención?

¿Te busca cuando estás bien o solo cuando nota que te estás alejando?

¿Te escucha con paciencia o desvía el tema hacia ella?

¿Te hace sentir visto o solo útil?

Cuando las respuestas te incomodan, ya sabes lo que está pasando.

El ego actúa con gestos vacíos pero estratégicos

Un mensaje cada tanto para no perder tu atención. Un halago breve cuando ve que ya no la miras igual. Una aparición repentina justo cuando tú ya habías empezado a soltarla.

Todo eso no es amor, es estrategia emocional.

No porque quiera lastimarte.
Sino porque ni siquiera es consciente de lo que hace.

Está tan acostumbrada a medir su valor en función de cómo la miran los demás, que repite ese patrón sin pensar.

Y tú, si no estás atento, terminas envuelto en ese juego emocional sin salida.

¿Cómo protegerte sin volverte frío?

No se trata de cerrarte al vínculo. Se trata de observar si hay reciprocidad.

No inviertas donde solo hay consumo.

No te desgastes donde no hay intención de construir.

No confundas señales dispersas con interés auténtico.

Y sobre todo, no mendigues la atención que mereces recibir sin tener que perseguirla.

A veces, el ego solo quiere compañía para no sentirse solo. Pero tú no estás hecho para llenar vacíos ajenos

Estás hecho para compartir, no para sostener.
Para crecer con alguien, no para ser la base emocional de quien no quiere mirar hacia adentro.

Si su actitud nace del ego, lo vas a sentir.
Se siente en la confusión, en la duda, en la falta de paz.

Y cuando algo te roba más calma de la que te aporta, ahí no es.