Cómo notar si su actitud es realmente autoestima o puro narcisismo

La historia de Leo y Martina

Leo conoció a Martina en una reunión de amigos.

Ella era segura, directa, con una energía que atraía miradas sin esfuerzo.
A Leo le encantó esa seguridad.
Parecía tener claro quién era y lo que quería.

Durante los primeros encuentros, ella hablaba con soltura de sus logros, de cómo había aprendido a no depender de nadie, de que ahora nadie le decía qué hacer.

Leo la admiraba. Pensaba: “Qué mujer tan centrada.”

Pero con el tiempo, empezó a notar cosas que no le cerraban del todo.

La línea que separa la seguridad del ego desmedido

Cada vez que Leo hablaba de algo que lo hacía sentir bien, ella respondía con una anécdota suya… mejor.
Si él decía que había tenido un buen día, ella decía que el suyo fue más productivo.
Si él dudaba de algo, ella decía: “Eso es porque no sabes decidir.”

Y cuando Leo expresó que a veces necesitaba apoyo, Martina le dijo:
—“Si no puedes con eso solo, no sé qué decirte.”

Lo que parecía confianza… empezó a sentirse como frialdad

Leo se preguntaba:
¿De verdad es tan segura de sí misma?
¿O necesita estar por encima para sentirse bien?

Porque en vez de crecer juntos, sentía que siempre había una barrera.
Una forma sutil en la que ella lo hacía sentirse pequeño para mantener su posición alta.

¿Cómo lo entendió al final?

Una tarde, en una conversación honesta, Leo le dijo:
—“A veces siento que no hay espacio para mí cuando tú estás.”
Y Martina respondió, sin pensar mucho:
—“Es que no estoy hecha para compartir mi luz.”

Ahí lo supo.

La autoestima real no necesita opacar a nadie

Una persona segura reconoce su valor, pero también valora al otro.
Una persona narcisista solo se reconoce a sí misma… y espera que tú también lo hagas.

Leo decidió alejarse

No con enojo.
Con claridad.

Porque entendió que una relación no se construye cuando uno brilla… y el otro desaparece.

Y porque el amor, cuando es real, no se trata de competir.
Se trata de sumar.