Hay quienes pasan la vida buscando a “la mujer perfecta”.
Pero lo que de verdad transforma tu camino no es alguien perfecta…
Es alguien ideal para ti.
La mujer que encaja contigo no es la que cumple con todos los estándares.
Es la que, simplemente, te hace sentir en casa.
No tiene que hacerlo todo bien
Comete errores.
Se enoja a veces.
Tiene días en los que duda de todo.
Y sin embargo… sigue eligiendo construir.
No lo sabe todo.
Pero está dispuesta a aprender a tu lado.
Y eso, muchas veces, vale más que la experiencia.
¿Cómo reconocerla?
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Sabe escucharte sin juzgarte
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No compite contigo, te apoya
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Tiene su mundo, pero quiere incluirte en él
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Te hace sentir visto, no evaluado
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No busca cambiarte, pero sí verte crecer
Con ella puedes bajar la guardia sin miedo.
Porque no tienes que estar demostrando quién eres todo el tiempo.
Se vuelve tu lugar seguro
Y no porque todo sea perfecto.
Sino porque, incluso en lo difícil, el respeto se mantiene.
La risa no desaparece.
Y el amor no se convierte en un campo de batalla.
Ahí te das cuenta de que lo que tienen es distinto.
Más real.
Más fuerte.
No idealiza, construye
Ella no espera que seas un héroe.
Solo que seas tú.
Pero tú con compromiso, con intención, con verdad.
No necesita cuentos.
Prefiere realidades que se sostienen.
Aunque sean imperfectas.
La mujer ideal para ti no te quita paz
Te la devuelve.
Te centra.
Te impulsa a ser mejor, sin dejar de ser tú.
Y cuando la encuentras, lo sabes.
Porque ya no te preguntas si vale la pena.
Solo agradeces que llegó… justo cuando estabas listo para recibirla.