Hay personas que llegan y traen ruido.
Confusión.
Drenan tu energía y te hacen dudar de ti.
Y hay otras… que llegan y todo se acomoda un poco más.
Esa es la compañera que suma.
La que te aporta, sin exigirte que seas alguien que no eres.
¿Cómo se ve una mujer que suma?
No es que sea perfecta, ni que esté de acuerdo en todo.
Pero hay algo en ella que te impulsa.
Te hace pensar mejor.
Tomar mejores decisiones.
Estar más tranquilo.
Y no porque te controle, sino porque te respeta.
Claves para reconocerla
-
Te escucha, incluso cuando no entiende del todo
-
No se burla de tus ideas ni te hace sentir menos
-
Está presente, no solo en los días buenos
-
Celebra tus avances, aunque sean pequeños
-
No necesita que falles para sentirse fuerte
Ella no compite contigo.
Camina a tu lado.
Y en vez de señalar lo que te falta, reconoce lo que estás construyendo.
Te ayuda a verte mejor
A veces no te das cuenta de lo que vales… hasta que alguien te lo recuerda con hechos.
Ella no te sube el ego.
Te afirma desde lo real.
Y cuando te equivocas, no desaparece.
Se queda, habla y propone.
No te resta energía ni dignidad
No juega con tus emociones.
No te tiene adivinando si le importas o no.
No te hace sentir culpable por ser tú.
Y eso, en estos tiempos, es oro.
Aprender a verla es aprender a valorarte
Porque si no sabes lo que tú mereces, podrías dejarla pasar.
Podrías confundir su calma con aburrimiento.
Su honestidad con frialdad.
Y perder lo que más necesitas:
alguien que te sume, que te eleve… sin cambiarte.