Una visión distinta del dolor
A veces confundimos las pruebas con castigos.
Creemos que algo estamos haciendo mal.
Pero hay un punto donde uno empieza a entender que no todo lo difÃcil es injusto, ni todo lo doloroso es malo.
A veces la vida se vuelve áspera justo antes de enseñarte algo esencial.
El carácter no se hereda, se forja
Nadie nace fuerte.
La fuerza no es un talento.
Es una consecuencia.
De levantarte una vez más.
De perder, de intentar de nuevo, de llorar en silencio y aún asà continuar.
La vida no premia al que no cae, sino al que aprende mientras se levanta.
¿Y si lo que duele es justo lo que necesitas?
No siempre lo vemos al momento.
Pero con el tiempo, te das cuenta de que esas situaciones que te pusieron contra la pared fueron las mismas que te empujaron hacia una mejor versión de ti mismo.
El dolor te arranca lo superficial.
Te muestra lo que sà importa.
Te revela quién está y quién no.
Cuando la vida aprieta, también moldea
No todos los que pasan momentos difÃciles se transforman.
Pero todos los que se transforman han pasado por momentos difÃciles.
Esa es la diferencia.
Quedarte roto o usar las grietas para dejar entrar luz.
Depende de ti.
Ejemplos que todos conocemos
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Alguien que perdió su empleo y terminó descubriendo su verdadera vocación.
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Quien fue traicionado, pero aprendió a valorarse más.
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El que tocó fondo y, desde ahÃ, construyó un nuevo comienzo.
No son cuentos.
Son realidades que muchos callan, pero que forjan una fuerza invisible.
No estás siendo castigado. Estás siendo preparado
Hay etapas que parecen insostenibles.
DÃas donde todo se pone en contra.
Y en esos dÃas es fácil pensar que el universo está en tu contra.
Pero tal vez no estás siendo castigado.
Tal vez estás siendo pulido.
Tal vez el caos es solo el proceso antes de la claridad.
Pregúntate esto la próxima vez que duela
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¿Qué parte de mà está cambiando con esto?
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¿Qué necesito soltar?
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¿A quién empiezo a entender mejor desde que me duele?
Porque el dolor no solo te cambia a ti.
También cambia tu mirada.
Y cuando cambia tu forma de ver, cambia tu forma de vivir.
Una lección que pocos enseñan
No te enfoques solo en evitar el dolor.
Eso es imposible.
Mejor aprende a usarlo.
Como motor.
Como espejo.
Como impulso.
La dureza de la vida no es una barrera.
Es un filtro.
Uno que separa al que se rinde, del que está por descubrir de qué está hecho.