¿Te estás volviendo invisible en tu relación? Estas actitudes lo confirman

No necesitas que te griten para sentirte ignorado.
Ni que te digan que ya no importas.
A veces, el silencio es suficiente.
La indiferencia.
La falta de espacio.

Estás ahí… pero es como si no estuvieras.
Y lo peor no es que ella no lo note.
Es que tú mismo empezaste a acostumbrarte.

Convertirse en alguien invisible dentro de una relación no pasa de golpe.
Sucede lentamente.
Con pequeños gestos que te apagan.
Y con actitudes que normalizas para no perder la conexión.

1. Tu opinión ya no tiene peso

Cuando hablas, parece que no te escucha.
Cuando propones algo, lo cambia sin explicarte.
Y cuando decides, lo cuestiona como si no tuvieras derecho a hacerlo.

Poco a poco, aprendes a callar.
Porque sabes que, al final, nada cambia.
Y te resignas.

2. Te has vuelto predecible… incluso para ti mismo

Haces lo mismo.
Dices lo mismo.
Aceptas lo mismo.
Y ni tú sabes por qué.

La rutina no es el problema.
El problema es que perdiste tu voz.
Tu iniciativa.
Tu presencia.

3. Ella no te busca, solo te necesita

No te pregunta cómo estás.
Solo te llama cuando hay algo que resolver.
No te incluye, solo te asigna un rol.

Y tú, queriendo estar presente, aceptas.
Pero en el fondo, sabes que eso no es amor.
Es conveniencia.

4. Te cuesta decir “esto no me gusta”

Porque sabes que se molestará.
Porque te dirá que exageras.
O que estás siendo egoísta.

Entonces eliges el silencio.
Pero cada silencio suma.
Y te borra un poco más.

5. Ya no te ves a ti mismo en la relación

Recuerdas cómo eras al principio.
Más firme.
Más claro.
Más tú.

Y ahora… apenas si te reconoces.

Volver a ser visible empieza por volver a verte

Mírate con honestidad.
¿Estás presente o solo cumples?
¿Te escuchas o solo obedeces?
¿Te amas o solo te adaptas?

Recuperar tu lugar no se trata de pelear por atención.
Se trata de reconectar contigo.
De volver a mostrarte.
De hablar.
De decidir.
De ser.

Porque quien realmente te ama, no te quiere invisible.
Te quiere vivo, firme y completo.